Toda Navidad empieza por el debate en la familia de en qué casa se va a celebrar qué día (aunque mu-chas familias se ahorran esta tarea porque cada año hacen lo mismo, o lo van rotando en orden).
Empieza por hacer la lista de invitados (para cada ocasión en la que vayas a recibir) y, si
fuera necesario, pide confirmación de asistencia antes de una fecha fijada.
En cuanto a la hora de la convocatoria, ten en cuenta si hay personas que trabajan esos días.
Fíjate un presupuesto límite, tanto si tienes claro que vas a dar un banquete por todo lo alto
como si te decantas por opciones más económicas. A nadie le gusta despilfarrar.
Escoge el menú, sin complicarte con platos muy elaborados que no se puedan preparar con antelación.
Un menú equilibrado se compone de:
- Aperitivos fríos y calientes, que abran el apetito pero no llenen demasiado como para que luego sobre
comida
- Una ensalada o crema/sopa ligera para reconfortar el estómago
- Un plato principal. Por lo general, los días señalados (el 25, el 1...) se sirve carne o pescado, aunque hay
alternativas igualmente festivas
- Un postre ligero, que complete el menú sin llenar demasiado
- Dulces para la sobremesa y el café , como turrones, polvorones, bombones, galletas...
Ten en cuenta las preferencias y/o alergias de los invitados (vegetarianos, celíacos, diabéticos...).
Piensa también en si vas a necesitar ayuda en la cocina y quién va a poder echarte una mano.
Escoge las bebidas. Una vez tengas claro qué platos vas a preparar, elige el aperitivo, el vino, el
cava y otras bebidas. Procura que no falten refrescos y zumos para los niños y personas que no consuman
alcohol.
Decoración de la mesa y espacio. La clave está en la elegancia, sin recargar.
Sopesa el número de comensales (¡no olvides contarte a ti!) y el espacio del que dispones para asegurarte que la decoración no molestará y no tendrás que quitarla cuando os sentéis a la mesa (si no, todo esfuerzo habrá sido en vano).
Pensando en la decoración, escoge también qué platos, vasos, copas, cubiertos y servilletas utilizarás,
asegurándote que tienes de todo para cada invitado. Valora la posibilidad de habilitar una mesa auxiliar
cerca de la principal, para no tener que hacer demasiados viajes a la cocina.
De ser posible, prepara la decoración el día anterior, así como música para crear ambiente.
Haz la lista de la compra con antelación, para evitar olvidarte cosas o que no encuentres
ciertos ingredientes a última hora y tengas que cambiar el menú. No está de más que la compartas con tu
familia, por si te olvidas algo (a mí siempre me tienen que recordar el pan...).
Haz las compras con suficiente tiempo y respeta tu lista. Añadir cosas que no tenías previsto a tu compra afectará al presupuesto y puede desequilibrar el menú.
En el mismo día: calcula el tiempo de los últimos preparativos para que tengas tiempo suficiente de
ducharte y arreglarte, lo que también te ayudará a relajarte. Sonríe. No transmitas sensación de cansancio
a tus invitados aunque lo estés. No seas un/a anfitrión/a invisible, de los que no salen de la cocina.
Disfruta.
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